De acuerdo a la religión católica, a la que un 80% de los hispanoamericanos dice pertenecer, todos nacemos habiendo cometido ya, al nacer, un pecado. Sin necesidad de haber hecho o intentado nada, ni bueno, ni malo, nacemos ya habiendo heredado un pecado, el pecado original. El pecado original es el pecado de Adán y Eva cuando Dios los puso en un jardín, les dijo que hicieran lo que quisieran, excepto una cosa, e hicieron esa cosa.
El punto es que el alma de una persona que muere sin haber sido bautizada, en principio se tendría que ir al infierno, porque no puede ir a unirse con Dios si no está bautizada. Ahora bien, en el caso de un niño recién nacido, para los católicos, este niño no ha cometido pecados personales, sólo el "pecado original", y por lo tanto consideran que su alma sin bautizar no se puede ir al infierno. ¿Dónde se va?. Al Limbo.
El limbo es un concepto que ha ido evolucionando con el tiempo. No es mencionado en el antiguo ni en el nuevo testamento de "La Biblia", por lo tanto es algo del siglo II o posterior. En el siglo V, San Agustín había llegado a la conclusión de que los niños sin bautismo simplemente se iban al infierno. En el siglo XII se instituyó la idea del 'limbo' propiamente tal: "ese lugar donde los niños no bautizados estarían privados de la visión de Dios, pero no sufrirían, ya que no lo conocían".
El 20 de Abril del 2007, la Comisión Teológica Internacional, con sede en el Vaticano, terminó con la idea de el "limbo". En terminos estrictos, declaró que habían muchas esperanzas de que no existiera, y que debíamos rezar por ello ["We emphasize that these are reasons for prayerful hope, rather than grounds for sure knowledge"].
Visto en: International Herald Tribune y otros.
Noticia oficial: The Hope of Salvation for Infants Who Die Without Being Baptized ("La Esperanza de Salvación para los Infantes Que Mueren Sin Haber Sido Bautizados").
Fuente foto: Lettuce Make Thyme