Sociedad y libertad

Manzana Mecánica

¡Hola, hoy 11/11 a las 11:11 hora chilena fue lanzado Manzana Mecánica!

La misión de Manzana Mecánica es promover el flujo libre de la cultura, conocimiento y colaboración como aspectos fundamentales para el desarrollo de la humanidad; ayudando al público y a los tomadores de decisión a entender y asimilar esta evolución tecnológica y social de forma beneficiosa para todos.

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Patricio Bañados

BBC Mundo tiene une especial sobre los 20 años del triunfo del NO en Chile el 5 de Octubre de 1988. En esta fecha, de acuerdo a la constitución promulgada fraudulentamente por Pinochet en 1980, se realizó una consulta popular en la que la junta de gobierno proponía a Augusto Pinochet como presidente por un período de 8 años (de 1988 a 1996). De haber prosperado esta candidatura, Pinochet hubiera gobernado Chile por más de 23 años en forma continuada.

Uno de los entrevistados en el especial de la BBC es el periodista Patricio Bañados, que fue el rostro de la campaña televisiva en favor de la opción NO del plebiscito. Esta franja fue esencial para el triunfo de la oposición, y contó con la adhesión de prácticamente todo el mundo del arte, las letras y la cultura, que poco a poco y lideradas por los primeros que dieron la cara, como Bañados, se atrevieron a declarar abiertamente que votarían NO a Pinochet, y consiguieron ¡en un mes! despejar los miedos de muchísimos chilenos que se atrevieron a decir que no.

“La franja fue maravillosamente bien hecha, era alegre, era de buen humor, era de buena voluntad, eso se reflejaba. Porque colaboraron en ella prácticamente todos los creativos de este país” (Patricio Bañados a la BBC, 2 Octubre 2008)

La dictadura fue obviamente un tiempo difícil para la cultura en Chile. Recuerdo cuando niño un día estaba almorzando y en la televisión daban un anuncio sobre leche “loncoleche” protagonizado por Héctor Noguera. Mi madre se puso muy triste, me dijo, “Héctor Noguera es profesor de teatro en la universidad” (U. Católica de Chile) “es una pena que tenga que hacer esto”. Años más tarde tendría la ocasión de ver a Noguera, magnífico, interpretando al Rey Lear, y disfrutaría divertido al ver que gran parte del mundo hispano lo conoció como el patriarca de la famosa telenovela “Machos”.

La misma pena que mi madre sintió al ver a Noguera anunciando una leche la sentí años más tarde cuando Patricio Bañados apareció anunciando la margarina Kraft. Entonces ya le había escuchado en la radio y leído algunos de sus artículos. Me fascinaban sus anécdotas de sus viajes como periodista internacional, y soñaba con ser como él y que el mundo entero fuera mi lugar de trabajo. Me gustaban, y me gusta todavía, su actitud y su humor sutil, mezcla de caballero chileno simple más un aire digno, pero sin llegar a ser flemático, producto tal vez de años trabajando para la BBC.

Cuando se puso al frente de la campaña del NO, cuando dio la cara, fue protagonista de una pieza fundamental de la historia de Chile, pero lo hizo a costa de un gran riesgo personal. A nosotros nuestros papás nos tenían prohibido estrictamente expresar cualquier opinión política en público, pero nos llevaban a las marchas, a las protestas, porque les parecía importante que escucháramos los discursos, que viéramos lo que estaba pasando, que nos diéramos cuenta de que la dictadura no era una situación normal. Pero por otra parte había riesgo en la disidencia, 30 mil personas fueron torturadas y más de 3 mil murieron, y Bañados por su atrevimiento vivió constantemente amenazado:

“El hecho de haber sido la cara visible de la Franja del No, me significó en el momento amenazas de muerte para mí y mis hijas de 14 y 16 años. 'Sabemos la hora que sales del colegio', eran el tipo de llamadas telefónicas que recibieron. Para qué decir de las que recibí yo. Pero lo que puede parecer increíble es que, por lo menos, durante 10 años fui agredido innumerables veces; aunque siempre 'a la chilena', de manera cobarde.” (Patricio Bañados al ICEI, 5 Octubre 2007).

La campaña del NO tenía por slogan “la alegría ya viene”. Y la noche del 5 de Octubre de 1988 la alegría llegó. Y al día siguiente, la gente salió a la calle a cumplir lo que Salvador Allende había deseado en su último discurso:

“Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.“ (Salvador Allende, Radio Magallanes, 11 Septiembre 1973)

Pero la alegría no llegó. Patricio Bañados lo resumiría en una muy frase potente que fue recogida por muchos medios: “Me gustaría puntualizar que en el plebiscito del 88 ganó el Sí. Hubo más gente que votó que No, pero ganó el Sí”. Todo siguió igual. Los que se habían enriquecido aprovechando sus contactos con el gobierno dictatorial conservaron su riqueza. Los que se habían empobrecido al aplastarse todo intento de negociación salarial por la fuerza, conservaron su abundante pobreza.

Un país fundado hace más o menos 200 años basado en una lógica latifundista y de explotación, siguió siendo, y es hasta la fecha, uno de los países con peor distribución del ingreso del mundo. En Chile el 10% más rico gana 32 veces más que el 10% más pobre. En Estados Unidos el 10% más rico gana 16 veces lo que el 10% más pobre, en la Unión Europea alrededor de 10 veces, y países como Austria, Suecia o Alemania tienen este índice en alrededor de 7. En términos de distribución de ingreso Chile está en la liga de países como Zambia, Nigeria o Honduras. Mientras sus otros indicadores muestran desarrollo, los pobres son explotados como en los países más pobres del mundo.

Había un acuerdo para que nada cambiara. Bañados afirma que si no hubiera sido por los españoles y los ingleses que lo detuvieron, y los estadounidenses que hicieron públicas sus cuentas secretas, Pinochet hubiera tenido un funeral con honores en Chile, que lo único que quería la oposición a Pinochet era el poder, nada más:

“Aylwin [el primer presidente después de Pinochet] dijo, a los dos años, “la transición ha terminado”. ¡Ha terminado! Con los asesinos caminando por la calle, mientras los periodistas que habíamos luchado teníamos que escondernos; con Pinochet como comandante en jefe del Ejército; con la misma Constitución; con tribunales militares juzgando a civiles. Es que en realidad lo único que ellos querían era estar “ahí”, cosa que a mí personalmente me importaba un pito.” (Patricio Bañados al ICEI, 5 Octubre 2007).

Después de alcanzado el poder, a Patricio Bañados le dieron la espalda. Se le cerraron puertas, se le relegó a un segundo plano. La concertación que organizó la campaña, le tachó como “personaje que divide”, porque le recordaba al país que había existido un enfrentamiento que lo único que “todos” (los que se habían beneficiado de dicho enfrentamiento) querían olvidar. Bañados no se arrepiente de haber liderado, no se siente utilizado. Pero recibió lo que se conoce como el “pago de Chile”, que el clavo que más sobresale es el que recibe el martillazo primero:

“Cuánta gente, a lo mejor salvó su vida, gracias a que ganamos el plebiscito. Por lo tanto yo no me puedo arrepentir de eso. Pero personalmente, nada me ha hecho tanto daño en la vida como haber protagonizado la franja del no.” (Patricio Bañados a la BBC, 2 Octubre 2008)

Bañados no tiene vocación de mártir. Pocas, poquísimas veces, se ha quejado, y cuando lo ha hecho, no ha sido para que lo aplaudan ni para que le den una medalla, aunque es uno de los hombres más grandes del siglo XX en Chile:

“Yo he trabajado en muy buenos puestos en el extranjero, lo que me ha dejado un buen pasar. Así que no hablo desde la herida. Lo único que quería era que cambiara este modelo económico, que lo proclaman como un éxito. ¿Cómo puede proclamarse como exitoso un modelo que crea una de las diferencias más grandes en el mundo entre los que tienen y los que no tienen?” (Patricio Bañados al ICEI, 5 Octubre 2007).

Hace un par de años, al terminar su carrera televisiva de 45 años con el fin de su contrato con Televisión Nacional de Chile, seguía nadando contra la corriente, pidiendo insistentemente más programas de contenido en la televisión, más cultura para el pueblo:

“Yo he tenido una vida muy satisfactoria, no estoy pidiendo nada para mí. Lo que estoy diciendo es por qué no le damos a otros lo que algunos hemos tenido la suerte de tener. Y esos otros son justamente las personas más necesitadas, que no se pueden pagar viajes ni grandes espectáculos ni libros. Ahí debiera ocupar un papel importante la televisión que llega gratis a todo el país con programas que enriquezcan, pero en cambio entrega como modelo a los niños, por ejemplo, que meneándose van a surgir y llegar a la fama [...] Yo no tengo nada por qué llorar. Lo único que me hace llorar es la televisión chilena, por la posibilidad que tenemos de educar a un pueblo sediento de educación. Es lo único que lamento.” (La Nacion Domingo, 31 Diciembre 2005)

Me saco el sombrero ante un grande.



Fuentes:

¿Ciudadanos Adultos? ¿Para Qué?

Cuando era pequeño veía mucha televisión, y mucha, mucha, publicidad junto con ella. Recuerdo las pequeñas y las grandes obsesiones por tener algunos de los juguetes que ahí se veían: cosas que saltaban, que rodaban, que se movían, y entre ellas el sueño máximo entre los sueños: el auto radio-controlado.

Los niños son tremendamente vulnerables a la publicidad, y están expuestos a una gran cantidad de ella. Quieren todo lo que ven, pero no disponen de dinero propio en cantidad suficiente para entrar en un frenesí consumista. Sus padres limitan, normalmente, su consumo. Después los niños crecen, trabajan, y tienen su propio dinero, pero entonces tienden a ser más selectivos, y a no dejarse encandilar por cualquier juguete que ven en la televisión.

¿O no?

De acuerdo a Benjamin Barber, el autor de "Consumed" el mercado ha descubierto lo provechoso que es promover un ethos que promueva que los adultos sigan siendo niños. En su forma más extrema, esto incluye [V]estirse sin formalidad, tener sexo sin reproducirse, trabajar sin disciplina, jugar sin espontaneidad, comprar sin propósito, tener certeza sin duda, vida sin responsabilidad, y narcisismo hasta viejos y llegar a la muerte sin una pizca de sabiduría o humildad. [...].

La idea de que la publicidad nos sugiera que sigamos siendo niños para siempre, no es producto amor ético por la inocencia infantil. Es simplemente una forma probada de vendernos cosas inútiles sin que nuestro juicio y buen gusto de adultos se interponga en la decisión. Esta idea es tremendamente prevalente, pero tiene sus problemas:

Es más fácil ser un niño que un adulto, más fácil jugar que trabajar, más fácil posponer algo que tomar responsabilidad. [Pero] lo que es fácil también puede resultar menos gratificante, obstaculizando en vez de promoviendo la felicidad humana. Esta es una lección que sólo los adultos aprenden - después de que han sido auxiliados por padres, escuelas, iglesias y por la sociedad para crecer. Bajo la ola cultural infantilizadora esta lección puede parecer rígida y puritana, el legado de gente que son hostiles a la felicidad

La inocencia, la pureza infantil, su fascinación ciega y su impulsividad, son algo importante que todos queremos para los niños, que siempre hemos valorado. Pero en los adultos, pretender ser niños es una perversión egoísta, fomentada por la publicidad que nos propone un entretenido juego:

El que tenga más juguetes al morir gana

Las cosas inútiles que nos vende la publicidad son simplemente la continuación natural de un mercado eficiente en que se suplantan las necesidades primarias humanas por un montón de seudonecesidades inventadas [Debord 1967]. Como propone el aviso del Cayman S. de Porsche "repentinamente la línea entre querer y necesitar parece tan arbitraria", y "las prioridades dan paso al puro deseo".

Cuando vendernos lo que necesitamos tiene márgenes demasiado pequeños, la idea es vendernos la idea de que cada acción y cada estado mental requiere un facilitador, que se debe comprar en el mercado. No se puede hacer una llamada sin un iPhone, no puede haber diversión sin Budweiser, no puede haber ambiente sin Camel, ni una conquista sin Heineken, ni la carretera sin Miata, ni música sin Bose, ni sábanas sin Martha Stewart, ni sexo sin Viagra.

Estos productos proponen "estilos de vida" que cada uno puede "escoger". Estos estilos de vida no son más que asociaciones que se crean mediante la repetición incesante entre un producto y un estado mental. Un reloj no es "sofisticado", ni unos zapatos "apasionados", ni un bolso "exitoso". Estas son solamente etiquetas que no forman parte de los atributos del producto más que una primera etapa de cohetes forma parte de un satélite artificial: su único propósito es hacerlos subir. ¿El resultado de intentar diferenciando comprando estos productos? Más uniformidad bajo una pátina tenue de variabilidad.

La identidad que poseen [los consumidores] es completamente heterónoma, un producto de lo que han comprado, comido, usado, bebido. Esta no es una identidad realmente para nada, simplemente un abrigo que se usa para cubrir la desnudez. Soy mi Mercedes. Soy mi Apple. Soy mi Big Mac. Soy mis Nikes. Soy mi MTV. Somos nuestros automóviles, nuestros computadores, lo que comemos y lo que usamos y lo que vemos. El efecto final de este ethos es la erradicación de las diferencias significativas entre los consumidores, gente que tanto como consumidores son clones.

Y cuando esta cultura es prevalente y total, se derrumban las pretensiones. El cine y la música ya no pretenden ser arte, la televisión ya no hace amago de pretender informar, la literatura no busca la profundidad ni la belleza. A este punto, pueden decirnos sin vergüenza que lo de ellos son simplemente negocios, y usar esa justificación para vendernos basura.

La única respuesta que nos queda es dejar de aceptar deseos y necesidades fabricadas. "Tener libre albeldrío es moverse por los deseos por los cuales uno quiere moverse" [Frankfurt 1971]. "Una persona cuyos deseos e impulsos son su propia naturaleza, que han sido desarrollados y modificados por su propia cultura -se dice que tiene carácter. Uno cuyos deseos e impulsos no son propios, no tiene carácter" [Mill 1859].

Ser consumidor no es ser ciudadano

Otro tema importantísimo que toca Barber en su libro es la diferencia entre ser un consumidor y ser un ciudadano. Las decisiones individuales de los consumidores inevitablemente tienen consecuencias sociales, y la búsqueda en conjunto del bien común no puede ser reemplazada por la búsqueda ciega del bienestar individual. "El dilema del prisionero" en que claramente es en el mejor interés de uno mismo el ponerse de acuerdo con el otro en vez de actuar en un corto plazo egoísta, es una ilustración de los costos sociales de desmantelar las instituciones democráticas.

El rol de los ciudadanos es particularmente relevante en un mundo en que en la esfera global, planetaria, no existen instituciones que contrapongan el peso de la democracia al peso del dinero. Las únicas instituciones que tienen poder globalmente son corporaciones que pueden hacer una forchetta: usar su influencia dentro de los estados para reducir el control democrático sobre sus negocios, y usar su rol global para explotar el capital financiero en su propio interés.

Y esto ocurre en parte debido al desplome del comunismo soviético, que fue muy positivo para quienes ahora disfrutan de mayor libertad, pero ha sido malo para el capitalismo en un sentido crucial. Ahora que no hay alternativas, hay mucho triunfalismo y nada de auto-crítica, que han hecho ciegos a los liberales y neoliberales a los sutiles peligros inherentes a los mercados y los han llevado a intentar remediar los vicios de los grandes gobiernos atacando las virtudes de la democracia pública. El fracaso del comunismo ha sido tomado, erróneamente, como una prueba del mérito del capitalismo o peor, de su invencibilidad.

Así frente a poderes y problemas globales, la democracia continúa siendo una cosa local. Por ejemplo, proteger a los trabajadores y particularmente a los niños trabajadores de la explotación, es un asunto global que exige regulación democrática, pero esta regulación no puede ser conseguida por estados individuales sin producir simplemente una competencia por los estándares más bajos motivada por empresas que simplemente buscan los países donde las leyes sean más débiles.

La infantilización de los adultos probablemente no fue una conspiración decidida entre cuatro paredes. Es más probablemente un descubrimiento fruto de los avances en sicología y marketing y de la presión de la sobreproducción y la búsqueda de mayores márgenes. Aún así, mantenernos como niños es muy beneficioso para los que tienen poder:

¿Cuánto más fácil son las cosas para los que tienen el poder, cuando su tarea es dejar que Peter Pan vuele libre y mantenga a Wendy moviendo el carro debajo de la mirada descuidada de Peter, en vez de contener el narcisismo y dejar que los niños crezcan? Porque los que tienen el poder saben el riesgo que trae ayudar a los niños a crecer: no necesariamente crecen y se transforman en consumidores. A veces, se convierten en ciudadanos.

Benjamin R. Barber: Consumed: How Markets Corrupt Children, Infantilize Adults, and Swallow Citizens Whole. Ed. Norton, 2007.


Fotos: Ralphbijker@Flickr, Barabeke@Flickr. Fuentes:

  • Guy Debord: "La sociedad del espectáculo", 1967.
  • Stuart Mill: "On Liberty", 1859.
  • Harry Frankfurt: "Freedom of the Will and the Concept of a Person", 1971.

Una Especie en Desarrollo

Los seres humanos no tenemos nada de especial. La tierra no está detenida en el centro del universo. Esto lo argumentó Galileo en 1543, pero pagó muy caro el haberse atrevido a desafiar a Salmos 93:1 "ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible". La idea de que no somos el centro del universo fue tabú para la Iglesia Católica hasta que Benedicto XVI levantara la prohibición sobre esta herética observación científica en 1757. Durante más de 200 años, nuestro planeta pecó porfiadamente contra la santa iglesia.

La idea de que estamos al centro de un universo que existe, más aún que fue creado exclusivamente para nosotros es uno de los errores más profundos en que ha caído nuestra especie, una falacia que Douglas Adams ha puesto en evidencia en toda su magnitud:

Es como si imaginaras una poza de agua despertando un día en la mañana y pensando, "Este es un mundo interesante en que me encuentro -un interesante hoyo en que me encuentro- que encaja muy bien, ¿cierto? De hecho ¡encaja tan bien conmigo que debe haber sido hecho para tenerme en él!". Esta es una idea tan poderosa que cuando el sol sube en el cielo y el aire se calienta y, gradualmente, la poza de agua se comienza a hacer más y más pequeña, todavía se aferra frenéticamente a la idea de que todo va a estar bien, porque este mundo está hecho para tenerla en él, fue construido para tenerla en él; así que el momento en que la poza desaparece la toma más bien por sorpresa.

Si el día de mañana nuestra especie desapareciera, otros primates u otras especies en otra rama del árbol de la vida saltarían metafóricamente por sobre nuestros cadáveres y ocuparían nuestro lugar. A nuestros ancestros sólo les tomó 3-4 millones de años llevar nuestros cerebros desde 2 tazas (400ml) a casi 1 litro y medio en la actualidad, aunque a los primeros homínidos 1 litro les bastaba para manipular herramientas. Comparado con los 200 millones de años de la historia de los mamíferos, 3-4 millones de años es muy poco tiempo.

¿Y qué haría otra especie con 1 litro o más de cerebro como el nuestro?. Nadie lo sabe. Salir del del frío, del hambre, del fango, parece una meta razonable para un ser inteligente. ¿Cómo?. A falta de una cultura y técnica desarrolladas: usando intensivamente a la naturaleza, a las especies menos avanzadas y a los miembros más débiles de la propia especie. Probablemente no es la única forma de hacerlo, pero es muy efectiva: establecerse en un lugar, poner granos en la tierra, reproducirse, hacer la guerra, cultivar el campo, cosechar su fruto. Unos 12-14 mil años más tarde, liberar a los esclavos.

Las religiones jugaron un papel en la historia primitiva del hombre, transformando las esperanzas de los humanos y su tarea de dominación en un imperativo. Por ejemplo a los judíos dios les dijo directamente que no tuvieran contemplaciones (Génesis 1:28) "Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometédla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven en la tierra". Y ellos hicieron caso, y sus herederos los Cristianos continuaron haciendo caso.

También el resto de los pueblos, a los que Dios no les habla, arrasaron con la tierra, el aire y el mar como si siguieran una orden divina.

Dominar la naturaleza es una forma de salir del fango. Y no hay para qué detenerse en acabar con los depredadores del humano, porque muchas otras especies tienen algo que les podemos quitar, algo que pueden ofrecer a nuestros apetitos. Pero llega un momento en que tenemos otras formas de continuar.

Y otras formas de continuar existen. Empíricamente al menos, la curva ambiental de Kuznets muestra que las sociedades contaminan más con el tiempo, pero llegado a un cierto punto de desarrollo, se estabilizan. Se dan cuenta de los efectos negativos de su acción desatada y deciden autolimitarse, a un cierto costo y hasta un cierto punto, y comenzar a contaminar menos. En el terreno de la desigualdad económica hay evidencia de que algo similar ocurre en algunos países.

No creo que nuestra especie tenga algo de particular, en el sentido de que el camino que hemos seguido hasta ahora ha sido dictado por una solución a una cierta necesidad, y a la falta de formas mejores o más evidentes de hacerlo. Era muy difícil entre tribus rivales el llegar a acuerdos de no-agresión, una forma más segura de vivir era atacar primero, y una buena parte de los adultos morían a manos de otros en ataques o contraataques entre tribus vecinas. Era muy difícil entre varios países ponerse de acuerdo en dejar en paz a las civilizaciones relativamente atrasadas que encontraron en América. La forma fácil de resolver el problema fue que cada uno intentara agarrar lo más que pudiera. Era muy difícil poner de acuerdo a las personas en un conjunto de reglas que fueran buenas para todos. Era más fácil decir que habían caído del cielo e imponerlas por la fuerza.

Pero ya no estamos para eso.

Nuestra especie no es particularmente sedienta de sangre, ni malévola, ni estúpida. Simplemente está en un momento muy temprano de su evolución. Una gran mayoría de los humanos no ha salido del fango por completo. Los que lo han hecho, lo han hecho hace poco y la mayoría están todavía demasiado deslumbrados para mirar hacia atrás, demasiado atosigados, con la boca llena de los manjares que compra su nueva riqueza.

Todo esto cambiará. Llegará el momento en que consideraremos espantosa nuestra forma actual de organizarnos, en que miraremos hacia atrás y veremos claramente que la esclavitud no había sido derrotada aún, que continuamos abusando de los otros hombres y de los otros animales; que continuamos supeditando nuestra vida a supersticiones estúpidas que perpetúan estos abusos. Que nuestros avances no son más que los primeros pasos de un camino muy largo, al final del cual está un humano que es irreconocible para nosotros, pero que podemos comenzar a construir ahora. Tenemos un litro y medio de cerebro de nuestra parte, y algunos logros recientes en los que apoyarnos para continuar avanzando.

Fuentes: The Salmon of Doubt, Wikipedia: Heliocentrism, Salon, Ralph Holloway, Paradies (detail).

Venderse o Hundirse

The Trap (2007) es el primer libro del periodista Daniel Brook. La principal tesis del libro es que la generación de jovenes profesionales de esta década, al buscar trabajo, ya no tienen una opción real entre venderse al mejor postor o perseguir su propia realización. La decisión ahora es más bien entre venderse o hundirse.

Parte de la explicación es el aumento del costo de bienes que hasta hace poco eran mucho más asequibles. Muchos críticos hablan sobre lo poco esforzada que es nuestra generación que no vivió las carencias de la primera mitad del siglo XX. El autor de The Trap se pregunta entonces por qué antes una familia podía tener casa, educación para sus hijos y salud con solamente el trabajo del padre, mientras que ahora muchas parejas con dos sueldos evalúan que simplemente no pueden permitirse tener un hijo.

En Estados Unidos y en otros lugares del mundo, nuestra generación está obligada a trabajar a tiempo completo, y marcha forzada para conseguir lo que en un pasado sido considerado "básico" en otra época, como un techo y un mínimo de protección social. La fórmula 8 horas + 8 horas + 8 horas = 24 horas (trabajo + descanso + tiempo libre) simplemente está obsoleta y las 8 horas de tiempo libre se reducen enormemente. Una educación de elite no garantiza nada: muchas familias además viven un estilo de vida que es marcadamente más modesto que la educación que recibieron. Esta es la razón del éxito de IKEA y otras marcas, que ofrecen productos de diseño para las masas, para consumidores que tienen gustos mucho más exquisitos que lo que realmente se pueden permitir.

No solamente el encarecimiento en el precio de la vida genera menos opciones. Un esquema de sueldos tipo "el mejor se lo lleva todo" premia de acuerdo a la posición y no al performance. En muchas profesiones, la brecha de sueldos entre el mejor y el segundo mejor es enormemente mayor que la brecha en la calidad del trabajo de cada uno. Las carreras profesionales se transforman en loterías en que la enorme mayoría acepta sueldos muy pequeños bajo la promesa deslumbrante del sueldo que reciben los que están en la cima de la escalera. Y como toda lotería, imprimir más boletos de lotería (atrayendo más gente a dichas profesiones), simplemente genera más perdedores.

Al final, el pago que se recibe es proporcional al interés que tiene el gran capital en nuestro trabajo, no al bienestar social que produce ni a las credenciales de quien lo realiza. Por ejemplo, por definición todos los abogados reciben la misma formación, y la brecha de sueldo entre un lobbista de una gran corporación y el resto de sus colegas no es explicable sino lo vemos en un contexto de servilismo frente al poder. ¿Por qué en USA un trabajo en una corporación puede pagar USD $70.000 más al año que un trabajo en una organización sin fines de lucro? ¿Qué están comprando esos USD $70.000?. Están comprando tu alma.

Que haya individuos que puedan elegir "no venderse" es muy importante. Claramente es deseable que los mejores cerebros puedan dedicarse a tareas que generen mayor bienestar social, que no todos los individuos más productivos de cada profesión necesariamente trabajen para fines privados. El servicio público en el gobierno o en una organización sin fines de lucro puede verse enormemente beneficiado al poder emplear profesionales agudos y creativos. En contraste, los trabajadores profesionales de las grandes corporaciones prácticamente no tienen ningún control sobre el fin con el cual su creatividad es empleado.

Lamentablemente, no venderse y aceptar un sueldo menor se ha hecho mucho más difícil al dispararse las mayores fortunas. Un profesional puede decidir que no tomará un trabajo con un enorme sueldo, y que prefiere dedicarse a realizar una labor más creativa aunque sea con un sueldo menor pero igualmente está obligado a competir en varios mercados (por ejemplo, al comprar una casa) con aquellos que aceptan los enormes sueldos, y terminará siendo desplazado. El camino menos lucrativo es mucho más cuesta arriba y no es solamente renunciar al lujo, es casi tomar votos de santo.

Los movimientos sociales traen el cambio social. Las sufragistas empezaron a marchar mucho antes de que consiguieran el voto de la mujer; las organizaciones de trabajadores precedieron el Nuevo Trato; el movimiento de derechos civiles precedió el Acta de Derechos Civiles. El gobierno no reforma por sí mismo, sólo hace reformas cuando hay presión popular para lograr esas reformas. Lo más frustrante de nuestro actual momento es que solamente el retorno a políticas económicas más igualitarias puede liberar a la gente joven talentosa para que pelee por el cambio social en el que tantos de ellos creen. Pero sin ese cambio, un movimiento amplio de reforma es mucho más difícil de construir. Lo que está claro es que el modelo [non-profit] de activismo no funcionará. Una América de fortunas atrincheradas y pobreza esparcida no puede contar con santos para que curen sus enfermedades sociales.

The Trap: Selling Out to Stay Afloat in Winner-take-all America, Daniel Brook. Times Books, 2007.

Foto: Quiiver.

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