Escritos

Palabras de antaño

A menos que usted sea extranjero, es decir hable en lengua, o esté usted demasiado wailón (de los que usan gomina brancato) y no sea habiloso o aplicado, no conocerá algunos términos de antaño de los que nos hemos agenciado, como "armar la cazuela", "tomar la choca" o "puestos internos",así como tampoco conocerá figuras mitológicas como los cueros de agua o los pelos de agua, que habían aguas arriba, que le daban mucho julepe a la gente de la época.

¡Dios me libre el señor! Cuando las niñas más futre de la época salían a un brillo o un malon, a partosiar con un partó de piel de durazno, de color jacinto y sus pecos bill pasaban a la droguería, a comprar esmaltina, colorete y perlas lique, o tal vez flor de espino. Todo para que después dijeran que se ocupó con un señor.

No faltaba alguien a quien le echaban un mal, o se lo trabajaban, y entonces típico que les daba un mal aire, les quedaba todo tomado, o todo prendido. También les daban enfermedades como la melancolía, las rodillas con líquido, o se le enconaba una herida que después maduraba y salía materia, y si uno era muy cochinoentonces le salían carachas, lamparones, o piojos de pensión.

A todas las enfermedades, y a las enfermedades de las señoras, se les aplicaban sus buenos remedios caseros, como correr ventosa, quebrar el empacho o componer los huesos. Y si todo eso fallaba, vendría el funeral con los dolientes comentando Dios lo guarde, o que en paz descanse y que en gloria esté, o el que nunca falta, la delantera no más nos lleva.

Algunas palabras ...
  • Brillo: fiesta.
  • Carachas: pústulas.
  • Colorete: rubor.
  • Componer los huesos: alinear huesos o sanar esguinces.
  • Correr ventosa: aplicar ventosa con un vaso, una moneda y una vela.
  • Dar un mal aire: parálisis por corriente de aire frío.
  • Droguería: farmacia.
  • Echar un mal: maldecir.
  • Encona: infecta.
  • Esmaltina: dentífrico.
  • Flor de espino: perfume.
  • Futre: rico.
  • Gomina brancato: marca de gel
  • Hablar en lengua: hablar un idioma extranjero.
  • Jacinto: lila.
  • Julepe: miedo.
  • Lamparones: pústulas.
  • Madurar: salir pus.
  • Materia: pus.
  • Melancolía: manchas blancas en la piel.
  • Partó: abrigo.
  • Pecos Bill: jeans.
  • Perlas lique: polvo o pasta de maquillaje.
  • Piel de durazno: terciopelo.
  • Piojos de pensión: piojos por pensar mucho.
  • Quebrar el empacho: tratamiento para enfermedades gástricas e intestinales en que se tira de la piel.
  • Trabajar: maldecir.
  • Wailón: joven.
Por Litra Lux& Claudio & ChaTo

Santiago (100 palabras)

El Valparaíso usa chaqueta negra, bufanda y barba, es bohemio y parrandero. El Coquimbo lleva un gorro blanco y jeans, es alegre y relajado. La Concepción se pone parka y guantes, y tiene un trato suave; el Valdivia, ojos profundos y risueños; la Rancagua, manos partidas. El Punta Arenas lleva su vida aparte, él con su familia. El Arica es silencioso y sonríe, no como la Serena que cada vez que me ve hace un desprecio, y eso que yo nunca la miro con lascivia. - ¿Y el Santiago? - ¡A ése ... ni me lo nombren!


Este cuento fue comentado en la revista Bifurcaciones en el 2005.

Pedofilia e Internet

Las últimas propuestas difundidas por la prensa para combatir la pedofilia, reflejan la preocupación que sentimos quienes tenemos hijos, y al mismo tiempo un profundo desconocimiento de las nuevas tecnologías, en particular al tema de Internet.

La Web Chilena tiene dos millones de páginas, contra mucho más dos mil millones de páginas que existen en Internet. Por lo tanto aún poniendo todo de nuestra parte los Chilenos en este mundo digital sólo tenemos control sobre menos de 1/1000 (¡un milésimo!) del contenido en la Web.

Incluso si pudieramos poner "filtros" en su lugar, quienes distribuyen pornografía por Internet ya vienen de vuelta en esta materia, y pueden ir rotando, variando o modificando su dirección periódicamente para saltarse los filtros. Los filtros sólo producen una falsa sensación de seguridad.

Por último, para que estos filtros aspiren a tener algo de efectividad, la lista de direcciones Internet (técnicamente, direcciones I.P.) a ser filtradas debe ser secreta. Esto ha llevado a tal cantidad de abusos por parte de los operadores, como por ejemplo, bloquear sitios perfectamente legítimos sobre la base de ideologías políticas, que ha sido desechado en la mayoría de los países desarrollados.

Con todas las buenas intenciones que puedan tener estas iniciativas, aún de aprobarse, no pasarán de ser más letra muerta.


Publicada en cartas al director de "El Mercurio", 10 de Julio del 2002. Citado por Gran Valparaiso

Si supiera

Si supiera el lolito que está bailando ahí contonéandose, todo coqueto, y esforzándose por parecer sexy y acercarse a ella que la mina es lesbiana, hace años que no besa a un hombre y no está ni ahí con hacerlo ... ¿seguiría sintiéndose como Don Juan de Marco?

Si yo supiera que quién me acaba de saludar se masturbó anoche con esa misma mano ... ¿me escondería para no saludarlo?

Si la niña de pelo corto supiera que está bailando con un milico, que ya asumió como estilo de vida ser milico, que le encanta ser milico y que le den ordenes y lo castiguen y todo y a quien le enseñan que las comunistas como ella comen niños chicos ... ¿lo miraría con la misma lascivia? ... y si el milico supiera que dentro de 22 minutos y fracción estará más cerca de ella que lo que se imagina ... ¿miraría el reloj en vez de sus ojos?

Si el flaco que está tirándole los cortes a esa mina supiera que dormí con ella la semana pasada ... y si ella supiera que la quiero y que me partiría el alma verla atinando con él delante mío ... ¿se pondría nerviosa y evitaría acercarse a ninguno de los dos?

Si este amigo que me hace una confesión de cariño y amistad supiera que mientras me habla estoy haciendo esfuerzos por tratar de enfocar el tapiz con flores y en mi mente no están sus palabras, sino una matriz de flores cuyo desalineamiento me habla de lo chato que estoy ... ¿me mandaría a la chucha?

Y si todo supieramos todo de todo ... ¿seríamos más felices ?

Apocalipsis

Eludio

Abrid los oídos y el corazón y escuchad atentos, pues lo que vais a oír es el clamor de alguien que ha mirado en los ojos de la bestia y ha encontrado en ellos sólo un inútil reflejo.

Pues lo que aquí revelo no estaba escrito, sino que lo escribimos nosotros, y nuestros padres, y los padres de nuestros padres, al comienzo suavemente, pero ahora con trazo firme; y a la presente generación le tocó el tiempo de pagar por lo hecho.

Y difundid lo que habéis escuchado a los cuatro vientos, para que no caigamos en lo mismo y rezad a vuestros dioses más queridos que nos permitan aprender algo y escribir las siguientes páginas del libro de nuestra raza con más sabiduría. Es necesario.

1. La falta de sueños

El primer ángel iba desnudo, y tocó sobre el desierto, pues tenía miedo de que alguien lo viera y así, disminuyera la efectividad de su plaga. Una lagartija que corría a prisa por un surco en la arena escuchó el primer sonido y comenzó a caminar cada vez más despacio, hasta quedarse detenida, esperando que el sol la secara.

La trompeta del primer ángel emitió un ruido disonante y sin ninguna cadencia, que se confundió en las ciudades con el rugir de las máquinas. Y muchos de los que escucharon el sonido se quedaron pasmados, en silencio por un momento. Cuando volvieron a hablar, el sonido de su voz era ligeramente distinto, casi imperceptiblemente más grave, levemente más fuerte, pero claramente más firme que antes.

Con ojos penetrantes examinó el ángel su obra usando un cristal anaranjado que permitía ver el alma de las personas, y a muchos los encontró con el alma desnuda, tiritando en un rincón de sus corazones, desprovista de anhelos, sueños e ideas inspiradoras. Y dejaron los hombres de soñar con futuros de esplendor, dejaron de hacerse promesas de bienestar y de cariño, rompieron sus votos consigo mismos y pensaron amargamente que el futuro estaba infinitamente lejos y no valía la pena preocuparse por él, sólo seguir empujando un carro de cemento murmurando maldiciones en silencio.

Y quienes dormían y fueron alcanzados, siguieron soñando igual que antes, pero a la mañana siguiente no podían recordar nada de lo soñado.

2. El materialismo

El segundo ángel era un espiritu festivo, que vistió sus mejores ropas doradas, hizo su aparición con destellos de luces en un lugar con mucha gente, y tocó su trompeta con un sonido chillón, fuerte y estrepitoso, manteniéndo los ojos cerrados, muy concentrado.

Y su sorpresa fue grande al abrir los ojos y darse cuenta de que nadie lo había visto ni parecía haberlo oído, y la gente a su alrededor corría y vociferaba llevando y trayendo papeles, con la vista fija en una gran pantalla con siglas y números.

Avergonzado, escondió la trompeta en los pliegues de su túnica y salió a contemplar su obra, y estuvo feliz al ver que casi toda la gente se hallaba en ese momento frente a una vitrina, buscando algun otro artefacto inútil que le prometiera felicidad.

Y vió al juez corrupto condenar al justo por dinero, y al abogado infame mentir por dinero, y al policía inescrupuloso destruir una vida por dinero, y al ingeniero mediocre rogar porque su obra hecha con los materiales más baratos no se fuera abajo antes de que él saliera del país, y a todo el mundo, del más grande al más pequeño, persiguiendo a su manera un fajo de billetes.

Por un momento temió haber arruinado la obra del ángel anterior al haberle dado a la gente un nuevo sueño, pero se conformó, al ver que el alma de las personas seguía desnuda, sólo que ahora se hayaba tendida en el suelo de sus conciencias, para no malgastar energías.

3. El egoísmo

Cuando el tercer ángel tocó su trompeta, lo hizo sobre el mar, y tuvo como testigo sólo a una ballena que se estaba dejando morir de soledad. Y el estruendo en ese lugar fue tal que auyentó los pájaros que volaban hacia el sol, desbandándolos y perdiéndolos de su camino.

El sonido se propagó a la distancia en ondas graves, lentas, que rozaron la conciencia de los que en ese momento estaban despiertos.

Y el hombre que caminaba por la acera no oyó al viejo vagabundo respirar por última vez. Y la mujer que estaba en la plaza no vió al niño de manos sucias arrastrar un carro mucho más grande que él, ni escuchó sus frágiles huesos crujir al romperse. Y todos, niños, hombres, mujeres y ancianos cerraron sus ojos a la pena, a la miseria y al sufrimiento de los demás.

El ángel paseo su mirada sobre la ciudad, vió bajo los puentes, en los basurales, en los pórticos de las iglesias y encontró muy pocas personas que no hubieran caído presas de su plaga, y al encontrarlos pensó que no importaba pues había alcanzado a la mayoría, y eso le bastaba.

4. El miedo

El cuarto ángel apareció escondido en una nube gris, pues era tímido por naturaleza. Tocó su trompeta muy despacio, y no se quedó a contemplar su obra, sino que regresó inmediatamente a su plano dimensional.

En ese mismo momento, una pequeña le regalaba un dulce a otro niño en el parque, pero al sentir rozar su mano, se le vinieron a la mente imágenes de la televisión y de los diarios, sobre niñas muertas o violadas, y tuvo tanto miedo que corrió a refugiarse con su mamá.

Y todos comenzaron a mirarse con desconfianza, y el filántropo vió que no podía dar mucho dinero al hogar de niñas sin que lo consideraran degenerado, y el jóven vió que ya no podría intentar conversar con la gente que encontrara en su camino. Y todos se desesperaron comprando rejas, candados y cadenas. Y hasta el ladrón dejó de trabajar en grupo.

En la misma tarde de ese día, las tiendas que vendían armas tenían sus escaparates vacíos y sus dueños los bolsillos llenos. Y descubrían en el iris de cada cliente que llegaba una ardilla asustada en medio de un bosque oscuro.

5. El cansancio

El quinto ángel tocó en una pradera, y los animales que lo oyeron se tiraron en el suelo, dejaron de respirar y no volvieron a abrir los ojos.

El ángel vió a los hombres romper sus espaldas en las minas, las construcciones y las canteras bajo el peso de toneladas de angustia y vió al obrero con el sonido del martillo colándose a través de su casco, hacia su mente, su carne y sus huesos.

Vió a las mujeres con los pies rotos de tanto caminar, sangrar la pérdida de un hijo por no haber parado de trabajar cuando debían; vió a los oficinistas con lumbago, ojos rojos, úlcera y un dolor de cabeza insoportable volver a sus casas cabeceando, bostezando y desfallecer sobre sus camas, con la mente llena de números que los torturaban en un arrullo de ansiedad hasta dormirlos, si es que se puede decir que quien se desmaya está durmiendo.

Se detuvo en una esquina a escuchar la respiración de la humanidad, y se dió cuenta de que muchos no dormían de cansancio y de dolor, y su rostro se iluminó de placer.

6. La rabia

El sexto ángel apareció en seguida. No llevaba una trompeta, sino un tambor. Y empezó una marcha con un estrepitoso redoble.

El sonido del tambor les enseño a los hombres a tener vergüenza de sus sentimientos. El ángel puso al compasivo y sensible abajo, y adornó la existencia del brutal e inmisericorde con fama y poder. Y el adulto le enseñó al niño a callar y ocultar sus emociones.

Pero los sentimientos seguían ahí, y fueron creciendo en pequeños capullos que incubaban rabia y frustración Recorrió las ciudades y convirtió a esclavos en patrones y a patrones en esclavos, muchas veces. Y cada nuevo amo era aún más cruel que su antecesor, y cada nuevo esclavo tenía aún más rabia y codicia.

Para cuando terminó su canción, todos y cada uno a su manera habían convertido sus corazones en potentes bombas de rabia que estallaban al menor roce con los demás.

7. La muerte

El séptimo ángel tocó su trompeta en el cielo, y se hizo un silencio, que duró sólo un instante.

Al momento siguiente, la tierra retomó su ritmo y siguió girando, y los hombres siguieron trabajando igual que siempre. Y cavaban surcos en un basural enorme, y labraban roca agotada, y escribían sobre hojas sucias. Y sus máquinas seguían funcionando sobre sí mismas.

Pero estaban vacíos por dentro, enormemente vacíos. Los niños lloraban más fuerte que antes y abrazaban a sus madres que miraban el horizonte sin ninguna expresión en sus rostros.

Pero el humano es un animal rebelde, y prefería la muerte física a esta atonía del espíritu. Y prefería morir de pie a vivir encorvado bajo el peso de su propia estupidez.

Y se levantó, y comenzó a llenar de nuevo su carro de sueños.

Epílogo

El destino, la muerte, la destrucción, el sueño, el deseo, la desesperanza y el delirio, que una vez fue la dicha, se dieron cita para reconstruir en las cenizas.

El delirio entonaba para sí un murmullo de cuna dulce, y su cantar inspiró a los poetas. La desesperanza levantó a las mujeres de la adversidad a la lucha. La destrucción empujó a los hombres a dominar su entorno de nuevo. El deseo acercó a ambos en un abrazo de amor. El sueño llenó las almas de visiones, algunas confusas, otras nítidas. La muerte les dió un nuevo comienzo.

Y el destino hechó un vistazo a su gran libro de tapas de hierro, y aunque siempre era impenetrable su pupila reflejaba la sombra de una risa.

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