Personal y familia

Tilt

En los pinball (más conocidos como "flippers") dispones de dos botones para mover unas paletas y golpear una bolita de acero hacia adelante, con el objeto de hacer puntos. Puedes mover la mesa de juego si lo deseas en ciertos momentos, claro que si lo haces muy seguido o con demasiada fuerza corres el riesgo de incurrir en una falta denominada "TILT" cuya penalización es que por un rato los botones dejan de funcionar.

Me da rabia a veces ver consciencias tan dormidas, tan sumidas en un mundo funcional y absurdo, sin sentido, esas personas que te dan ganas de tomar por los hombros y gritarles la vida a la cara.

¿Y qué pasa? Lo normal es que se me pase la mano y hacer "tilt" con ellos, al cabo de un rato dejan de poner atención.

Lo mismo les pasa a los papás que retan a sus hijos, pero el asunto es peor en la vida real que en el pinball porque la gente tiene memoria y con el tiempo va incrementando su sensibilidad con algunas personas, hasta el extremo de que apenas les hablas hacen "tilt", o empiezan la conversación en ese estado.

Dos mundos

Vivo en dos mundos. El primero donde paso la mayor parte del tiempo,es éste en el que te escribo, un plano de la existencia que tiene sus normas, leyes físicas, personas y objetos, todo formando un conjunto que a fin de cuentas es coherente y sólido, a pesar de las contradicciones que tenga en la superficie.

El segundo mundo no puedo describirlo en palabras de este mundo, porque es completamente diferente. Sin embargo, tengo algunas sensaciones relacionadas con él, que se transforman y reelaboran en la interfaz de regreso. Como por ejemplo, la idea de que es un mundo más líquido y etéreo que éste.

No controlo mis viajes allá. A veces, simplemente me voy, todo se apaga y viajo, al parecer, una distancia infinita. Allá pienso, elaboro ideas e imágenes, y no me cuesta ningún esfuezo moverme en ese entorno tan disímil. También sé que tengo mi propio conjunto de recuerdos encadenados hacia atrás. incluyendo invenciones, conjeturas y razonamientos que parecen no tener sentido en este mundo.

Cuando estoy allá y alguien le habla a el yo de acá, vuelvo bruscamente. En ese instante, experimento dos sensaciones casi inmediatas: primero siento la sombra, la estela de una gran felicidad y contemplación, luego, siento un vacío adentro, como si me hubieran quitado una parte de mí, porque no puedo recordar lo que pienso cuando estoy en el segundo mundo, o más bien puedo recordarlo, pero en este mundo no tiene suficiente sentido ni siquiera como para articular una mínima frase.

Si alguna vez logro que se toquen ambos planos, aunque sea por un momento, trataré de trasladar las ideas que se me ocurren allá, aunque sea burdamente, a este mundo.Y ese día va a ser muy importante.

La burbuja


Sentado en el piso, todo lo que me rodea está pintado en un globo burbuja alrededor mío, las paredes de la pieza, con su color, sus cuadros y accidentes, la cama y tú, adheridos a una superficie esférica, un globo inmóvil con sutiles corrientes que cambian el paisaje que lleva grabado muy lentamente, que me envuelve aquí dentro, con el silencio sólo interrumpido por un alud de ideas, sobre la creación, sobre el universo, sobre las ilusiones y los sueños ... sobre el que era antes y el que soy ahora, sobre las mentiras, sobre la pena, pero sobre todo, y ahora que el presente ha detenido su carrera, sobre el futuro.

De improviso, tú hablas y revientas el globo, porque tu movilidad, el sonido de tu voz contrasta con su quietud, porque mi mente es incapaz de sostener la ilusión si tú no te quedas quieta ... "¿te sientes bien?", me preguntas y la respuesta aflora a la superficie como aire atrapado en un océano espeso de óleo y almizcle ... "sí, estoy bien", y nuevamente creo la burbuja a mi alrededor y te atrapo en una nueva posición, pero insistes, hieres, y algo se desmorona dentro de mi alma al darme cuenta que aquél instante único de soledad y comunión con un universo propio, finito, se ha roto y no volverá ... "¿estás seguro de que te sientes bien? ... ¿quieres algo?" ... un silencio de largo indefinido, que en mi burbuja-universo es una eternidad ... "sí, claro que estoy bien ... sólo quiero estar en silencio, por un minuto"

Despedida de Rengo

La casa se ve tan chiquita ahora, tan sola y es para siempre, sus paredes limpias con muchos clavitos y manchas claras de madera blanca de suciedad y oscuridad. Las ventanas marcadas por cientos de autoadhesivos, mi pieza sin cama, como ya no están las camas es definitivo, nos vamos, se acabo, mis amigos no los voy a volver a ver, mi profe mi escuela.

Dice mi papá que Concepción es bonito, que llueve mucho y tengo que abrigarme. Pero no me quiero ir. Por dentro el niño chico hace una rabieta ciega, el niño grande regula, apacigua, calma, confía en que este pueblo chico no es para mí si soy alguien grande, especial. El niño grande que soy yo mismo miro alrededor, sonrío con frialdad, con distancia; visito cada pieza, una última vez, cierro ventanas y la puerta de cada una, voy a la cocina tomo un último trago del agua de Rengo y me voy hacia el auto de mi papá, callado, con una sonrisa, desolado por dentro y evitando con todas mis fuerzas mirar hacia atrás, pero no puedo evitarlo, lo hago y me quedo quieto, corro hacia la casa, toco la pared con una mano, cierro los ojos, respiro y soy grande de nuevo, esta vez puedo hacerlo, no vuelvo la vista atrás, me subo al auto - ya, vámonos, papá.

If

Tras un año de una relación turbulenta, sicótica, amarga, voraz, siendo un gusano eterno, reptil que arrastra la guata exigiendo cariño inútil; me decido finalmente a dar un fin violento a todo, y nada me puede hacer cambiar de opinión.

Vuelvo a su casa un día cualquiera, a buscar mis cosas. La carne es débil, y en el instante supremo, aquel en que la consciencia estalla en un millón de estrellas yo me dejo caer mirando hacia otro lado, arrepentido, dolido. Adiós.

Un mes más tarde, la sorpresa inesperada, el temor que se va haciendo real con el transcurso de los médicos y los exámenes. Y ahora que hago. Me decido a intentarlo, me cuento el cuento de que se puede separar, que una cosa es ser padres y otra estar juntos. 17 años tenía. Y muchos más miedos. Y nada en los bolsillos ni en la cabeza. 17 años y poco sentido común. La situación fue demasiado para mí. O yo demasiado poco.

Cuando mi niño nació, no estuve allí. Huí. Cuando cumplió un año, dos, tres, tampoco. Crecí con el miedo a una demanda y el arrepentimiento, y la vergüenza-orgullo de ser papá y no serlo. Pasaron muchas personas que pasaron con mi lado mirando con desprecio y reflejando mi propio arrepentimiento. Y no me dejaron nada. Todo lo que me decían no me decía nada. Pasaron pocas personas que se sentaron a hablar conmigo, sin afán moralista. Y me dejaron mucho.

No sé si antes estuve preparado. Me encontré con ella, la mamá de mi hijo, más grande, sobre un puente alto y blanco. Conversamos. Me mostró fotos. Me regaló la cinta que le ponen a los niños en la muñeca cuando nacen. Le dije que quería ver a mi hijo. Me dijo que no sabía si él me aceptaría.

Él me aceptó. Lo veo desde hace 8 meses. Trato de resarcir el tiempo perdido. Me siento culpable. Trato de que no se me note. Pienso que todo hubiera sido distinto si ... sí .... si nada. Soy el que soy ahora. Antes era otro. En ese momento, pensé que estaba bien lo que hacía; no tenía muchas opciones en la mente.

Mi hijo es mi hijo. Sabe que soy su padre. Su papá Carlos, porque su otro papá (su abuelo) también está presente. Le enseño a respetarnos a ambos. Lo quiero y lo amo, y el me quiere y me ama. Jugamos; me gusta ser jóven y poder subirme con él a los juegos, revolcarme en el pasto y correr sin cansarme, inventar juegos del aire, la brisa, las hojas y piedras, cantar melodías propias, entonadas en voz baja en murmullos de alegría y cariño.

El mundo no se derrumba con un hijo. Sí se reconstruye. La vida no termina. Sí se reconceptualiza. Ser padres del mismo hijo no significa ser pareja. Sí tener que verse harto. Asumir una paternidad no es imposible. Sí es difícil.

Pero es muy hermoso.

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