Personal y familia

Mis ojos nuevos

Lo sabía con certeza hace más de un año, que ya no veía bien. Más allá de los cinco metros, las cosas comienzan a perder su nitidez. No sé cuando empezó. Hace mucho tiempo que no conduzco, y no sabía por qué, pero es que todas las señales del camino son borrosas, y no veo los otros autos hasta que están muy encima. Pero lo que realmente me incomoda es que si no me siento adelante en una charla (y tengo que ir a muchas) no veo las transparencias a menos que las hayan escrito con letra muy grande.

La sensación de usar los lentes en la calle por primera vez fue fantástica, surrealista, alucinante. Simplemente, habían más cosas. Antes, sólo existían las cosas muy cercanas, y el resto se perdía en una nebulosa. No es que no viera las cosas lejanas, es que no les ponía atención, porque era inútil si no distinguía qué cosas eran. Por lo mismo, me había acostumbrado a caminar en la calle con la vista enfocada en el infinito.

Ahora con los lentes, era muy extraño darme cuenta de que detrás de la gente que estaba cerca, había gente un poco más lejos, gente más lejos aún, etc. y todos tenían una cara. ¡Y las luces! Eso sí que me hizo alucinar: la mayoría de las lámparas son redondas, no son un borrón con forma de estrella; tienen ahora bordes definidos, nítidos.

En la óptica me dijeron que no ocupara los lentes mucho, sólo cuando los necesitara, porque o si no me aumentaría la miopía. La verdad es que, de necesitar, no los necesito casi nunca, porque casi siempre estoy frente al computador y la pantalla está suficientemente cerca como para ser muy nítida. Pero me gusta usarlos. Me gusta ponérmelos para caminar de la casa al trabajo y simplemente, para mirar. Me gustó mucho tenerlos ahora que vine a otra ciudad para poder ver las torres de las iglesias y todos los detalles de las cosas lejanas.

La razón por la que esperé tanto para usar lentes es que no quería sentirme viejo. Es que no quería reconocer que ahora veo menos que antes. Siempre le he tenido miedo al tiempo, o más que miedo, un tipo de respeto distante. Cuando chico, quería ser grande. Ahora que soy grande, quiero que el tiempo pase lento, pero pienso mucho en el futuro, y en si estoy haciendo lo correcto, y cuántas cosas alcanzaré a hacer en el tiempo que me queda. Usar lentes fue un duro golpe a mi sensación de sentirme joven.

Y recién tengo 30 años.

El circo

Rengo, el lugar donde me crié, es una pequeña ciudad, eminentemente agraria, que se encuentra a una hora y media al sur de Santiago de Chile, En esta ciudad, viví desde los 5 hasta los 11 años.

Recuerdo que la llegada de un circo a la ciudad era un acontecimiento relevante. Una vieja citroneta con dos megáfonos sobre el techo recorría las calles de la ciudad anunciando la llegada del nuevo circo y los horarios y precios de las funciones. Fui pocas veces al circo, recuerdo que lo que más me gustaba era la magia, y que pasaban sacando fotos de toda la gente del público, que después vendían en una pequeña cajita que se podía poner al trasluz para ver la foto dentro.

El circo era una carpa pequeña, con una pista pequeña y bancas de madera alrededor. Está de ma's decir que era un circo muy pobre, y la pobreza se olía por todas partes, aunque estaba bastante disimulada por hábiles remiendos y porque todo lo que estaba hacia el público trataba de ser lo más vistoso posible.

Recuerdo una vez que fui a una función en que la carpa estaba particularmente llena. Salieron los payasos adultos a la pista, e hicieron una rutina que tenía mucho humor físico, con las mangueritas para lanzar chorros como llorando y una que provocaba una explosión de tiza que simulaba que un payaso se había tirado un pedo. Recuerdo que no me causaba mucha gracia y a juzgar por los pocos aplausos, tampoco entusiasmaba mucho al público.

Justo después salió el payaso joven del circo, que tendría unos 15 años más o menos, y las niñas del pueblo se volvieron locas.

Antes de que el payaso cantara, al público le repartían unos volantes con la cara del payaso impresa en un papel de color verde que simulaba un billete. El payaso aparecía en todos los anuncios del circo y tenía buena pinta, y cantó una versión de "Love is in the air ..." en castellano. Todavía recuerdo la letra del estribillo:

Siempre hay amor ....
donde quiera que yo voy.
Siempre hay amor ...
donde quiera que puedo ir.
Tal vez sea una tontería,
o tal vez solo sea la vida,
lo importante en la vida es vivirla,
lo importante en la vida es amar.

Mientras el payaso joven cantaba, uno de los payasos viejos de la rutina anterior se vino a sentar al lado de nosotros en la misma banca de madera. Todavía estaba vestido y pintado de payaso, pero tenía un fuerte olor a vino y mucho olor a suciedad, y desde cerca, se le notaban los ojos rojos, las parótidas infladas de bebedor crónico y la cara muy arrugada, tanto por los años como por el maquillaje.

A la mitad de la canción, me pidió ver el billete con la foto del payaso joven que tenía en las manos, y yo se lo pasé. Lo miró largo rato cabizbajo, luego miró hacia la pista y hacia el público que aplaudía al payaso joven. Luego agachó la cabeza y se puso a llorar largo rato y amargamente. Yo no sabía que hacer. Era muy chico, pero por algún motivo estaba preparado para entender lo que pasaba. Sentí muy claramente que el payaso viejo se sentía acabado, que sentía que los aplausos del payaso jóven él jamás los volvería a tener, sentí que el payaso viejo estaba borracho, estaba cansado, sentí que el payaso viejo se sentía muy viejo.

Todo eso lo sentí. Y nunca más fui al circo.



Postdata: El hecho de que utilicen animales también ha alejado a mucha gente, pero hay varios elementos muy rescatables del circo. Uno de los más destacables creo yo son todas las artes asociadas al malabarismo y al espectáculo circense, que va mucho más allá del circo pobre "clásico" que describo. Gracias Maligno por los comentarios.

Testamento

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Esta es mi voluntad si muero o quedo severamente
incapacitado, la que será cumplida por todos
quienes me aprecien y respeten.

Deseo que en caso de pérdida de la conciencia
irrecuperable se aplique la eutanasia.

Deseo donar todos mis órganos, y que el resto sea
quemado sin ceremonias.

Deseo que Fabiola Leyton reciba todas las cosas
que tengo. Un 40% de él o los seguros de vida que
existan son para mi hijo y deben ser adminitrados
por Fabiola para él hasta que cumpla la mayoría de
edad.

Deseo que se le entregue acceso a todas mis
cuentas en computadores, incluso las personales, a
Fabiola Leyton, quien nombrará un grupo de amigos
de confianza, para que pongan en un web público lo
que encuentren, no necesitan ordenarlo, sólo
dejarlo accesible públicamente, quitando el
material que crean que compromete o involucra a
otras personas.

Deseo que quienes me conocieron sepan que viví una
vida feliz y llena de satisfacciones.

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La importancia de llamarse Carlos Castillo

Además de Carlos Castillo (ChaTo), nacido en Chile en 1977, hay muchas otras personas que comparten el mismo nombre. Si buscas a alguna de ellas:

También:

Si te llamas Carlos Castillo envíame un e-mail con tu página Web para incluirte en esta lista.

Se ha formado un casamiento

Ver fotos de la ceremonia y la fiesta de matrimonio >>

Invitación

La ceremonia y fiesta se efectuaron el día 20 de Mayo del 2004.


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