A estas alturas 42 grados me parece normal. Pero la humedad es otra cosa. Los lentes se empañan cuando uno sale de un lugar con aire acondicionado al exterior, y como uno con su cuerpo a menos de 37 grados es un objeto frío en la calle, la humedad del aire se condensa sobre uno. Por lo mismo, si estás en la calle esperando a alguien muchos de los autos que pasan ofrecen llevarte; muchos son taxis sin licencia, pero muchos son también gente que simplemente intenta ayudar.
Además, en la ducha y en cualquier grifo/llave hay dos tipos de agua: caliente y muy caliente, y al menos en mi ducha todavía no sé cuál de las dos es la que es la que viene del calentador de agua y cual del exterior. En la piscina la ducha antes de entrar a la pileta es caliente, lo que ayuda porque así el agua se siente más fría.
Otra cosa a la que me estoy acostumbrando es a que alguien limpie y ordene por mí. Aquí es como en Chile, que alguien venga un par de días a la semana a hacer el aseo a casa es muy barato, eso es muy cómodo aunque tratamos de mantener bien ordenado y pagamos por más horas de las que realmente toma el trabajo. Pero en la oficina es otra cosa: hay gente cuyo trabajo es servir té y café y como en el baño acá los árabes se lavan el trasero, el piso del baño siempre está mojado, por lo tanto, se limpia muy seguido. Los papeles sobre mi escritorio siempre amanecen alineados: en el mismo lugar donde estaban, pero alineados, como cuando uno pone "Ordenar íconos" en el escritorio de un administrador de ventanas.
A pesar de mi intensa preparación en el simulador y en la calle, fallé en el primer intento el examen de conducir. Estaba furioso, porque lo que hice y estuvo mal lo hacía siempre y mi instructor nunca me lo dijo. Cuando uno entra a una rotonda debe entrar y salir por la misma pista, y además debe elegir la pista de acuerdo a la salida que tomará. Bueno, tomé un par de lecciones más y di el examen de nuevo y ¡aprobé! Así que tengo licencia. Con la licencia en mano y la gran ayuda de mi colega G., nos compramos un auto de segunda mano, un Toyota Corolla del año 2010. Es un auto enano para los estándares de acá, pero nos sirve. Es el primer auto que tenemos con Fabiola.
Acá llenar el estanque cuesta 10 dólares (5 lucas/8 euros).
El racismo es rampante. Todo depende de tu nacionalidad, desde la cola en que te ponen cuando haces algún trámite hasta quién tiene la culpa si tienes un accidente de tránsito. Abajo de la cadena alimenticia están los trabajadores de Nepal, India, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas y otros países de África y el sud-este asiático. Aquí todos asumen que soy de India. Yo dos veces en la administración pública he dicho "no soy indio", mostrando mi carnet, y me han sacado de la fila larga hacia la fila corta.
Hablo inglés y tarzán. El inglés es para la gente que habla inglés. El tarzán tiene solamente sustantivos y verbos en infinitivo y me permite comunicarme con los que no hablan inglés. A veces confundo los unos con los otros y siempre es embarazoso. Igual todo el mundo es amable y sonríe y a todo contesta "no problem sir".
El "shock cultural", salvo pequeños detalles, no ha sido tanto problema. No me gusta no poder darle besos o abrazar a Fabiola cuando estamos en público. Y si crees que tener una reunión en que tú hablas castellano y tu interlocutor catalán es raro, intenta reunirte con alguien que use un velo.
En los bares/restaurant de los hoteles no hay controles de acceso como en los bares de EEUU, pero en los bares que no son restaurant, te piden tu pasaporte o carnet y lo escanean. En el supermercado no venden alcohol y hay una sola botillería en toda Doha, la Qatar Distribution Company, donde uno puede sacar un permiso que le permite comprar alcohol hasta un 10% de su salario (te piden un certificado de sueldo). Como durante Ramadan están cerrados, te dan doble cuota el mes anterior. Con Fabiola tenemos provisiones como para un invierno nuclear.
Fui a una fiesta de casa, una holandesa que terminaba una estadía de varios años acá. La pasamos muy bien, el lugar estaba lleno de holandeses que beben el doble que los ingleses y no dan ni la mitad del jugo. Había una DJ (mujer) árabe y la pasé super bien. No les cuento cuanto bebí porque no estoy seguro, pero bailé salsa así que debe haber sido bastante.
Abrazos desde Doha ;-)