¿Piensas en mí?. La verdad, a veces, en las noches frías, cierro los ojos y te deseo a mi lado, abrigo, tibieza, calor. Ni sudor ni sexo. Ni besos siquiera. Ternura y amor. No pienso en que me estés siendo infiel, ni en qué estás haciendo, ni en si estás pensando en mí, no pienso en nada de eso; en el día, otras mil cosas ocupan mi mente.
¿Me quieres?. Quiero que estés seguro y dejes de preguntarme tantas tonteras. Claro que te quiero, pero ... algo se ha perdido, el encantamiento, las ganas ... la necesidad de verte siempre. A veces, creo que no vale la pena seguir con esto, pero me gusta estar contigo de todos modos.
¿Te regalo una flor?. Estúpido. Como quisiera decirte estúpido, que no quiero que me preguntes, que no tiene gracia. Un día cualquiera, llega con una flor, un poema, o algo interesante, que rompa nuestra monotonía, que refresque nuestro espacio común, que vuelva a hacer del estar juntos algo entretenido.
Cada pregunta tuya es una corriente de aire frío, que azota una débil llama, casi extinguida.