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Carretes

Aún siendo nuestro hermoso país poco más que un pedazo de tierra tirado en el fin del mundo, no ha dejado de estar afecto a las diversas influencias por parte de culturas de los cinco continentes; es así como se han impregnado nuestros festejos con costumbres y usanzas fácilmente identificables al ojo avizor, y tenemos los siguientes tipos de fiesta o "carrete":

El carrete islámico: los hombres por un lado y las mujeres por otro, también se le conoce como el club de Tobi o el club de Lulú..

El carrete a la romana: tomas y comes opíparamente hasta que no das más, incluso vomitas, pero después sigues tomando.

El carrete a la inglesa: todos llegan a las 21.00 en punto y se van a medianoche, la decencia misma.

El carrete jamaicano: en el otro extremo, este es el carrete surrealista por antonomasia, con sicodelia y distorsión.

El carrete argentino: ese que se anuncia con pompa y antelación, se imprimen invitaciones, se hace toda una parafernalia y resulta ser ahí no más.

El carrete chileno: es el carrete que empieza mal, empeora con el tiempo y se va rápido y derechito al abismo.

El carrete gitano: ese donde tienes tres o cuatro fiestas en la misma noche y pasas de visita a cada uno, típicamente termina en la decadencia misma, en la casa de alguno de los implicados tomando o tocando guitarra.

Cuático

El otro día, soñe que me encontraba conmigo a la vuelta de una esquina, pero no me sorprendía, sino que me iba conmigo conversando un buen rato.



El otro yo era igual a mí, pero era como distinto, como más cuático.



- ¿Cúatico? -me preguntó cuando le dije- ¿Qué es eso?



- Cuático es ... cuático, poh.



Escuchado al pasar en el Taller de Humor, Creatividad y Locura

Freak

No sé que signifique "freak" para tí. Para mí es algo extraño, inusual, exótico. Si piensas que es freak tener el pelo azul o usar rastas o vestirse de rojo como el chapulín colorado ... afírmate.

Vamos por partes, para pintarte un cuadro completo ¿Ubicas el tema principal de la película "FlashDance"?, dice algo así comoo "what a feeling ...", sale una mina bailando, le cae agua en un chorro desde el techo mientras baila en una silla, baila delante de un ventilador y hace unas volteretas espectaculares, una onda como entre aeróbica, gym jazz y baile, vuelta loca.

Su contraparte criolla, "La Tota", realiza un número similar, vestida en una minúscula malla roja y unas botas negras. Es una bailarina frenética, rápida, que baila muy bien y sigue la letra cantando.

Existen tres diferencias importantes entre la bailarina de "FlashDance" y la "Tota". La primera es que la Tota tiene el pelo en melena corta y rubia.

La segunda diferencia es que la "Tota", a ojo, pesa entre 140 y 150 kilogramos; para darles una idea, sin mentirte a tí ni querer ofenderla a ella, entre cuello y piernas es completamente esférica. Cuando subió al escenario, nos quedamos helados. Algunos voltearon la cara hacia otro lado para reírse nerviosamente. Ella comenzó su número y a los 10 segundos se había dado un costalazo involuntario (se resbaló) que retumbó fuerte en la sala. Ahí yo agaché la vista y empecé a mirar de reojo, soy super fóbico respecto a la vergüenza ajena. Ella comenzó a dar volteretas, primero sobre el escenario, luego cruzó la pista de baile, bastante grande, por cierto, haciendo la rueda, volvió de la misma forma y finalizó sobre el escenario abriendose de piernas y tocando el piso. La aplaudimos a rabiar, mezcla de risa y esa cuestión rara que da cuando alguien se atreve a hacer algo loco.

La tercera diferencia es que la "Tota" es hombre. Y tiene la espalda peluda. Y no tiene pechugas grandes de las que tienen las gordas. Y tiene facciones duras, que la pintura de labios y ojos y cara disimula bastante bien.

Cuando lo presentaron, salió con un vestido rojo, tamaño carpa de circo y dos boas de plumas amarillas.

Eso es Freak.

Grados post-alcohólicos

Para mí, existen distintos grados de recuperación después de la ingesta alcohólica masiva. Aún cuando los efectos grupales del beber son un tema complejo y digno de ser tocado aparte, me gustaría comentar sobre los efectos individuales, dividiendo los estados de post-alcoholización en escala ascendente respecto a la borrachera extrema:

Grado 0: No estoy

Grado 1: Estoy, estoy tirado, me siento mal ... ¿donde estoy?

Grado 2: Estoy sentado, aquí, ahora. No me puedo parar.

Grado 3: Sigo sentado, pero ahora es porque quiero estar sentado ... además, creo que sé donde estoy.

Grado 4: Estoy parado. Ya sé donde estoy. Si quisiera, caminaría. Pero no quiero caminar

Grado 5: ¡mírenme! ... estoy bien... puedo caminar .... ¡plaf! .... me caí.

Grado 6: Estoy caminando. El mundo da vueltas a mi alrededor, pero no lo pesco.

Grado 7: Estoy bien. Y soy choro. ¿Qué micro me sirve para mi casa?

La libretita

Estándo en olimpíadas matemáticas en Chile, compitiendo, además de por honor, por un supercomputador (para la época, en 1994), me sentí muy frustrado por haber obtenido una
medalla de bronce, más que por mis capacidades como jóven martemático aficionado, porque había soñado con tener un computador en mi casa y había jugueteado
imaginariamente con este equipo.

La medalla de bronce me abió las puertas para conseguir entrar a concursar a la iberoamericana de matemáticas en Brasil, donde obtuve nuevamente medalla de bronce y conocí a
un grupo de personas maravillosas en que los nerd estándar eran los menos.

Al despedirnos, nos dimos los teléfonos, e-mail, y dirección para contactarnos después, y el concursante de Cuba me pidió mis datos, procediendo a anotarlos en una pequeña
libreta empastada con hojas de roneo, que -y eso me llamó la atención- tenía grabado en la cubierta el sello del gobierno de Cuba.

  • Y esa libreta? -le pregunté yo.
  • Es mi premio, por haber ganado la medalla de oro en la competencia de matemáticas en mi país, me contesto, sin humildad fingida ni afectación alguna en la voz.

Está de más decir que me sentí miserable ....

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