La libretita

Estándo en olimpíadas matemáticas en Chile, compitiendo, además de por honor, por un supercomputador (para la época, en 1994), me sentí muy frustrado por haber obtenido una
medalla de bronce, más que por mis capacidades como jóven martemático aficionado, porque había soñado con tener un computador en mi casa y había jugueteado
imaginariamente con este equipo.

La medalla de bronce me abió las puertas para conseguir entrar a concursar a la iberoamericana de matemáticas en Brasil, donde obtuve nuevamente medalla de bronce y conocí a
un grupo de personas maravillosas en que los nerd estándar eran los menos.

Al despedirnos, nos dimos los teléfonos, e-mail, y dirección para contactarnos después, y el concursante de Cuba me pidió mis datos, procediendo a anotarlos en una pequeña
libreta empastada con hojas de roneo, que -y eso me llamó la atención- tenía grabado en la cubierta el sello del gobierno de Cuba.

  • Y esa libreta? -le pregunté yo.
  • Es mi premio, por haber ganado la medalla de oro en la competencia de matemáticas en mi país, me contesto, sin humildad fingida ni afectación alguna en la voz.

Está de más decir que me sentí miserable ....