Tengo 27 años. Cuando era pequeño, fui un niño raro. Si tu eres un niño raro, esto es para tí. También si estás dejando de ser un niño raro o si tienes un hijo raro.

¿Qué es un niño raro ? ¿Yo soy un niño raro ?

Un niño raro es aquel que no es normal. Si te gusta leer y a los otros niños no, eres un niño raro. Si te gustan otros juegos, haces otras cosas o sientes que no encajas mucho con los demás, entonces hay señales de que eres un niño raro. Si tienes habilidades especiales, eres muy bueno en algo, entonces seguro que eres raro.

La mejor forma de estar seguro es observar a los niños normales. Si los niños normales dicen que tú eres raro, entonces eres un niño raro. Ellos saben de esas cosas.

¿Por qué la mayoría de los niños son normales?

Fíjate que tu pregunta está planteada de una manera media extraña, pero entiendo lo que quieres decir. La respuesta es un poco difícil de explicar pero fácil de entender.

Dos personas pueden interactuar de muchas formas, sea conversando, o por internet, o por el teléfono, o por la televisión. Cada vez que dos personas interactúan, un poco de cada una pasa a la otra. Por ejemplo, si tú estás muy triste y te encuentras con alguien que está muy alegre, puede ser que al cabo de un rato tú estés un poco más alegre y él un poco más triste.

Otro ejemplo: imagina que a varios niños se les da un montón de arroz, y cada vez que dos niños se encuentran, el que tiene más arroz tiene que darle un poco al que tiene menos arroz. Al cabo de un rato todos tendrán más o menos la misma cantidad. Ese fenómeno es el que a la larga produce gente normal.

PERO no todo es tan sencillo, porque las interacciones entre humanos son complejas. A veces también puede ocurrir que se encuentren dos personas tristes, y al cabo de un rato entre los dos se alegren. De hecho las situaciones humanas son tan complejas que son impredecibles, y producen gente normal por montones y unos pocos seres como tú.

Otra cosa es que si tú tienes un talento especial ahora, ese talento puede desaparecer si lo das por sentado, y es imprescindible que practiques y lo hagas crecer; porque la verdadera genialidad requiere esfuerzo, esa es la lección más difícil de aprender. Si ahora tienes un talento, hazlo crecer, no te duermas en los laureles.

¿Por qué la gente es mala conmigo?

Milo por Angus Oblongs

Ser un niño raro es, al mismo tiempo, bueno y malo. Es bueno porque ya no necesitas demostrarle a nadie lo diferente que eres: ellos se dan cuenta. Es bueno también porque si tienes un talento especial ese talento, si lo desarrollas y lo haces crecer, será tu fortaleza y tu pilar al cual te aferrarás cuando las cosas se te pongan difíciles. Es malo porque a la gente lo diferente le genera toda clase de reacciones, y lamentablemente la reacción más común es el rechazo.

La ignorancia causa miedo. El miedo causa rabia. La rabia causa la agresión. La agresión se dirige contra los elementos más débiles. Un niño raro siempre será blanco de agresión. Sea como sea, la gente normal esta tan segura de que la forma en que vive es la correcta y la mejor que harán lo que sea por normalizarte o al menos golpearte si tú les muestras con tu forma de ser lo equivocados que están.

Por otra parte … la agresión es una forma de interacción, y como tal, transforma: dejará huella en tí. Eso es lo más difícil, porque la idea es no transformarse en un tipo muy huraño o en una persona que siempre se siente víctima o en un hipocondríaco o en un tristón que no disfruta la vida. Uno cree que puede simplemente ignorar la agresión, pero eso no es tan fácil. Lo mejor es simplemente evitar que suceda, hacerse fuerte o hacerse defender, sólo para evitar que los normales te terminen transformando en alguien malo y odioso.

¿Siempre seré un niño raro?

No siempre serás un niño. Lo que ayuda mucho es entender que la niñez es sólo una etapa de la vida. Una etapa importante, hermosa y para vivirla intensamente, pero después vienen otras etapas. Con el tiempo, ser raro se hace más tolerable porque con la madurez se aprende a vivir con las distintas cosas de ser raro. Es algo difícil y nunca se termina de aprender, pero definitivamente se hace más fácil con el tiempo.

Volviendo a la pregunta: sí, lo más probable es que sigas siendo un niño raro, a menos que tu rareza sea operable o que tus papás eviten que se te desarrollen tus talentos. Pero lo raro que llevas en tu mente y tu alma, eso no desaparecerá, sólo irá cambiando.

Aunque con el tiempo, uno va siendo distintas personas. Cuando llegue la adultez el tú que es niño ya no estará, serás el mismo, pero también otra persona, con los mismos recuerdos pero con una forma de ser distinta. Será imposible saber que diría el niño que eras tú cuando seas grande. Sólo podrás adivinar.

¿Hay otros niños raros?

Claro que sí. Hay algunos un poco raros y otros definitivamente muy raros. No todos son muy agradables de tratar, a decir verdad. Algunos han sido transformados porque no han sabido superar la agresión de los normales, por ejemplo: algunos son muy despectivos con los demás, y se acostumbran a mirar a todo el mundo para abajo; otros son muy tristes, otros son muy callados y temerosos de decir cualquier cosa porque se les puede salir lo raro.

Otros niños raros son más fáciles de llevar, y son muy buena compañía porque algunos tienen tu misma rareza, pero ojo: no te puedes aislar de los normales. La triste realidad es que tendrás que aprender a convivir con ellos. Eso es lo más difícil de ser un niño raro y muy pocos lo logran de verdad.

También estar con otros niños raros es difícil porque a algunos les gusta compararse. Siempre habrá gente mejor o peor que tú, saber en qué lugar estás tú no te ayuda a ser mejor; simplemente esfuerzate por ser lo mejor posible y punto.

¿Qué debo hacer cuando sea grande?

Primero, empezar ahora, no te harás grande de un día para otro, te harás grande de a poco, un poquito día a día. Segundo, uno siempre sabe lo que debe hacer. Uno siempre sabe lo que es bueno y malo, incluso siendo niño. Lo que pasa es que hacer lo bueno es demasiado difícil.

Todas las cosas las hacemos desde alguna emoción y esa emoción determina la dinámica de lo que hacemos. Por ejemplo, si estás enojado, todo lo que hagas, por bueno que sea, llevará una carga de rabia. Si desprecias a los normales, todo lo que hagas por ellos, por bueno que parezca, llevará una carga de desprecio. Y los normales se dan cuenta, porque son normales, no estúpidos.

Así que lo primero es tratar de ponerse en una emoción (hacerse el ánimo) de que toda la vida tendrás que convivir con gente normal y de que por lo tanto, lo mejor es que sea por las buenas. Recuerda que tú probablemente no eres ningún mesías al que ellos seguirán, y si te siguen tarde o temprano te terminarán crucificando, que así es como son los normales con los que son mejores que ellos.

Las únicas emociones que permiten verdaderamente operar en sociedad son el amor y la ternura, así que tendrás que esforzarte por ver lo bueno, lo tierno y lo agradable de cada persona, porque TODOS tienen algo que ofrecerte. Recuerda que tú, con todo lo que sabes, no eres el ser más inteligente que ha pisado esta tierra, ni el más valiente ni el más querido ni el más nada. Eres un humano más, un humano raro pero un humano al fin y al cabo, y le debes a la raza que te engendró un cierto respeto.

Lo más importante: no herir a los demás. Lo segundo más importante: ocupar tus talentos para cosas buenas. Puede ser que el 99% de las personas no se lo merezcan, pero al menos hazlo por el 1% restante o por los otros niños raros. Busca espacios o personas, lugares, países, amigos que te puedan ayudar a desarrollarte.

Ser raro es lo mejor que te puede haber pasado en el mundo. Piensa en ello, y escucha a tu corazón también, que las buenas decisiones saben mal si no están de acuerdo con tus deseos.

Un gran abrazo y mucha suerte en lo que te propongas.


Un comentario recibido de G. Verdev, desde Barrio Yungay:

Creo que la cuestión de la rareza infantil es un acercamiento bastante crudo a la cuestión de la diferencia, el miedo y la perversión. Crudo porque los “niños raros” sufren, se aislan y son dejados de lado. Desde mi experiencia clínica en la que me ha tocado escuchar “la verdad” de un buen puñado de gentes creo que tal vez existe un dejo de valentía inconsciente de los niños raros en el “padecer” de sus deseos (de leer, mirar las hojas de los árboles, mirar la lluvia y hablar con los limones –cosas que hacía yo en mi infancia, debo decirlo) padecer de sus deseos pues éstos se imponen a pesar de a veces querer pertenecer, querer ser como la media estadística…..

Después, para mí, en el ahora, escuchando estas verdades desde la otredad más radical que es lo propio de los sujetos, “eso repimido, lo inconsciente”, creo que la geografía humana está tan escondida cada persona se aleja tanto de la media estadística y en fin desean y son tan raros, tan raros que lo humano nunca es aquella ilusión matemática que nos hizo sufrir en la infancia. La gente es rara, rara porque no es lo que aparenta y si no fuera por el miedo que tienen de sí mismos, la perversión de desear otras cosas a escondidas, jamás se aglutinarían en pequeños grupos fascistas que desde muy niños comienzan a hacer operar las redes del disciplinamiento de los cuerpos y la defensa del orden establecido. La rareza, muy a pesar nuestro, es libertaria.

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